Por segundo año he participado al programa EMBAL. Esta vez tuve la suerte de visitar países del Mediterráneo oriental. Aunque planeaba dedicar más tiempo para las libélulas en peligro de extinción… el calendario de esta primavera era tan apretado que tuve que saltar de avión en avión.
Mi participación en EMBAL en 2022 (España, República Checa y Rumanía) y 2023 (Chipre, Creta, Grecia continental).
Visitar países extranjeros por motivos de trabajo siempre es atractivo y exótico. Esta campaña de EMBAL no fue la excepción con zonas mediterráneas atractivas. Pero a veces (¿la mayoría?), estás tan ocupado que no tienes mucho tiempo para disfrutar… Después de todo, esto es un trabajo y debemos estar muy concentrados 😉
En todo caso… aterrizar en el aeropuerto de Heraklion desde Larnaca (vía Atenas), cruzar dos veces toda Creta, rellenar los estadillos de las complejas parcelas y llegar de nuevo a Atenas en menos de 5 días ha sido especial… y todo este viaje realizado sin reserva alguna solo una un día antes. Me sentí orgulloso de poder manejarlo y un poco estúpido por despedirme tan rápido de la isla.
De todos modos, gracias a Eftas por esta oportunidad. Viajar miles de kilómetros solo sempre te abre la mente.
A finales de abril… los campos ya estaban cosechados y secos en Chipre.
Las cosechas en Chipre ya se recogieron a finales de abril… lo que me sorprendió incluso viniendo de Andalucía. Los transectos de vegetación fueron tan pobres como se puede imaginar… aunque la naturaleza intrincada de las parcelas de Chipre no facilitó en absoluto este muestreo.
Las parcelas de EMBAL son densas en Chipre, por lo que podemos estudiar una amplia gama de cultivos típicos del Mediterráneo, campos de trigo, viñedos y olivares… y plantaciones más exóticas como el plátano (¡un trabajo de campo muy agradable!) y la papaya.
En este viaje disfruté especialmente con el Terebinto persa (Pistacia atlanticus), también conocido como almácigo de Canarias, algunos muy poquitos olivos realmente enormes y del expresivo y potente canto del asombroso Francolín Negro (Francolinus francolinus). Por supuesto, tuve pequeñas aventuras… la peor parte fue explicar a los militares lo que estaba haciendo con binoculares y mapas al lado del aeropuerto y visitar los días siguientes una parcela debajo de un campamento militar.
Curiosamente, volví a Chipre en junio para el Congreso Internacional de Odonatología celebrado en Paphos… Tuve la oportunidad de descubrir realmente la parte occidental de la isla. Tres especies de aves endémicas, libélulas desconocidas del Mediterráneo occidental, herptofauna completamente original. Es muy fácil viajar a Chipre… Puedo decir que es un destino perfecto para un recorrido de avistamientos y con una comida muy agradable.
Creta era aún más seca, con una vegetación absolutamente pasada … pero el paisaje más hermoso apareció en la cima de la isla: la montaña Spathi (2148 m).
Mientras la carretera se acercaba al mar, tuve dos minutos para una típica foto de vacaciones (!)… Aunque no hubo tiempo para mojar los pies… Mi verdadero punto culminante de Creta fue ‘drakondia’, el arum del dragón (Dracunculus vulgaris) que se encontraba en plena floración en esta época del año. ¡QUÉ flor! No es particularmente rara por lo que no se puede perder este espectáculo en el campo. Recuerdo mi primer encuentro bajo la sombra de un olivo. Impresionante.
Me moví lo más rápido posible al Peloponeso… Mi agenda era tan apretada que tuve que correr literalmente en el campo para estudiar los plots parcelas y conducir largas distancias. En general, el viaje fue agradable e instructivo… Llegar por primera vez a lugares con nombres tan legendarios como Esparta, Teba o Nauplio es algo muy especial.
Los pastos floridos de las montañas del Peloponeso, a unos 1.000 metros de altura, son absolutamente magníficos.
Afortunadamente, la primavera de 2023 fue húmeda en Grecia y explorar el campo fue a menudo agradable. Me llamó la atención la vegetación mediterránea… Por supuesto que sabemos que es similar a la que estamos acostumbrados… Pero realmente vivir la experiencia es realmente emotivo. A veces sentía que podía estar caminando cerca de casa, especialmente entre los matorrales de las jaras. Viniend des de España, descubrir la vegetación del Mediterráneo oriental es una curiosa mezcla de exotismo y familiaridad.
Vegetación seca cerca de Atenas
Los griegos viven sobre lácteos… En cualquier supermercado puedes ver grandes envases de yogures y una gran variedad de quesos, por supuesto Feta, y muchos, muchos, más. Ovejas y cabras pastan el campo y cuidan el paisaje por doquier… Esto va acompañado de perros guardianes (raramente solos). Trabajar en el campo es fantástico… pero me atacaron 5 o 6 veces perros. No es divertido. Y dice mucho sobre una región donde no hay lobos.
Estaba tan obsesionado por terminar la encuesta a tiempo que de hecho la hice con un día de anticipación (!). Y por fin pude disfrutar de un agradable paseo por Atenas.
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