La Península Ibérica es el gran territorio autónomo dentro de Europa, aislado del resto del continente por los Pirineos al norte y el Estrecho de Gibraltar al sur.

Una península es, por definición, una zona costera, en nuestro caso bañada por el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico. Azares de la historia de la Tierra, la Península Ibérica resulta ser amplia… espaciosa… holgada… De ahí que sus costas, de acantilados y largas playas, salpicadas de puertos pesqueros y comerciales, contrastan enormemente con un mundo interior muy diferente, el de los pastores y los agricultores.

Es un hojaldre de relieves dispuestos en dirección Oeste-Este: altas cadenas montañosas, las cadenas cantábrica y pirenaica al norte, el Sistema Ibérico Central y la Cordillera Bética al sur; y zonas de media montaña al sur de Madrid, los Montes Universales de Toledo y Sierra Morena. Entre ellas, planicies dedicadas principalmente a la agricultura: regiones continentales de altitud como la Meseta de Castilla-y-Léon al noroeste de Madrid y la Meseta de Castilla-La-Mancha al suroeste; y finalmente las llanuras aluviales de los grandes ríos ibéricos, el Ebro al noreste y el Tajo, Guadiana y Guadalquivir al sur de Madrid. Sin olvidar el río Duero que fluye desde la Meseta de Castilla-y-Léon.

La península goza principalmente de un clima mediterráneo, con una variante continental en el interior y una influencia atlántica en su costa oeste.

Su geografía está compuesta por una gran variedad de regiones y territorios definidos por su distancia al mar, por la diversidad de relieves y climas, y también por las costumbres de sus pueblos.

Los Antiguos lo llamaban Iberia, el territorio de los íberos, la gente del río Íber, posiblemente se referían al río Tinto en la provincia de Huelva o el gran río Ebro al sur de los Pirineos. Formada en la actualidad por dos países hermanos que fueron los reyes del mundo entre los siglos XVI y XVIII, puntas de lanza de la globalización y de las relaciones con América, y que ahora se ignoran entre sí: España, un gigante y Portugal, más pequeño, arrinconado a orillas del océano.

La Península Ibérica y especialmente Andalucía han fascinado a los viajeros desde la Antigüedad. Hispania fue una de las regiones más influyentes del Imperio Romano. Después Al-Andalus fue uno de los faros de la civilización, un puente tendido entre Oriente y Occidente, y posteriormente fuente de asombro y suspiros para los futuros viajeros románticos.

Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas

Pino negro de Salzman en la sierra de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.


Sierra Nevada

Sierra Nevada con su capa de nieve, techo de la España continental.

Rio Jandula en la Sierra d'Andujar.

Rio Jandula en la Sierra d’Andujar.

La Península Ibérica es el gran territorio autónomo dentro de Europa, aislado del resto del continente por los Pirineos al norte y el Estrecho de Gibraltar al sur.

Una península es, por definición, una zona costera, en nuestro caso bañada por el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico. Azares de la historia de la Tierra, la Península Ibérica resulta ser amplia… espaciosa… holgada… en una palabra, rolliza. De ahi que sus costas, de acantilados y largas playas, salpicadas de puertos pesqueros y comerciales, contrastan enormemente con un mundo interior muy diferente, el de los pastores y los agricultores.

Es un hojaldre de relieves dispuestos en dirección Oeste-Este: altas cadenas montañosas, las cadenas cantábrica y pirenaica al norte, el Sistema Ibérico Central y la Cordillera Bética al sur; y zonas de media montaña al sur de Madrid, los Montes Universales de Toledo y Sierra Morena. Entre ellas, planicies dedicadas principalmente a la agricultura: regiones continentales de altitud como la Meseta de Castilla-y-Léon al noroeste de Madrid y la Meseta de Castilla-La-Mancha al suroeste; y finalmente las llanuras aluviales de los grandes ríos ibéricos, el Ebro al noreste y el Tajo, Guadiana, Guadalquivir al sur de Madrid. Sin olvidar el río Duero que fluye desde la Meseta de Castilla-y-Léon.

La península goza principalmente de un clima mediterráneo, con una variante continental en el interior y una influencia atlántica en su costa oeste.

Su geografía está compuesta por una gran variedad de regiones y territorios definidos por su distancia al mar, por la diversidad de relieves y climas, y también por las costumbres de sus pueblos.

Los Antiguos lo llamaban Iberia, el territorio de los íberos, la gente del río Íber, posiblemente el río Tinto en la provincia de Huelva o el gran río Ebro al sur de los Pirineos. Formada en la actualidad por dos países hermanos que fueron los reyes del mundo entre los siglos XVI y XVIII, puntas de lanza de la globalización y de las relaciones con América, y que ahora se ignoran entre sí: España, un gigante y Portugal, más pequeño, arrinconado a orillas del océano.

La Península Ibérica y especialmente Andalucía han fascinado a los viajeros desde la Antigüedad. Hispania fue una de las regiones más influyentes del Imperio Romano. Después Al-Andalus fue uno de los faros de la civilización, un puente tendido entre Oriente y Occidente, y posteriormente fuente de asombro y suspiros para los futuros viajeros románticos.